Técnicas que utilizamos
La terapia musical es el nombre que muchos dan a una serie de técnicas y procesos terapéuticos con la finalidad de beneficios de la música en la discapacidad. Aunque cada definición puede ser única, todas hacen referencia a cuatro conceptos clave. El primero de ellos se refiere al arte de tratar con música, es decir, el objetivo es llevar a cabo una terapia de expresión musical con la ayuda de las técnicas que utilizamos, como de estimulación multisensorial. Mucho se ha discutido sobre el empleo de la música directamente o del sonido específicamente, aunque de forma algo más específica, existen diferentes técnicas y terapias que se definen por una u otra forma de trabajar con el sonido como objeto principal.
La musicoterapia con actividades musicales inclusivas es una técnica adecuada para trabajar principales problemáticas en áreas muy diferentes. Ya que la música interviene en la musicoterapia de un modo sutil, aunque su forma lógica no logre comprender cómo suceden cambios efectivos, los resultados casi siempre están ahí. A diferencia de la música como terapia, que pone el foco en el proceso de escucha y relajación del paciente, la música adaptada centra su atención en la interpretación y en conseguir un objetivo más claro. En función del objetivo, el paciente entra en una emoción de cierto tono, que nos permite trabajar los efectos de dicha emoción relacionados con el objetivo propuesto. El/la profesional irá guiando los procesos de forma comunicativa a como lo haría en una terapia de tipo verbal.
La música adaptada puede utilizar modalidades de improvisación, pequeñas, grandes y medianas estructuras. En función del objetivo por alcanzar podremos hablar de:
- Apoyo o mejora en las actividades de la vida diaria incluyendo las rutinas diarias y los hábitos de alimentación e higiene personal.
- Ejercicio y trabajos del mantenimiento de todas las facultades físicas.
- Potenciación física, cognitiva, social, emocional y creativa.
- Mantenimiento cognitivo.
- Estimulación sensorial para los sentidos y sobre todo, trabajos multisensoriales.
- Expresión musical a nivel individual y grupal incluyendo el correo técnico, la integración entre pares, etc.
- Mejora de las relaciones interpersonales y promoción del trabajo en grupo.
- Desarrollo personal, psicoterapéutico, emocional, etc.
Si una parte del sistema sufre o se afecta, también lo hace la totalidad. Al actuar sobre la música, al ser impactante y funcional, suscita la intención, ya que la conducta es el impulso que parte de una necesidad consciente o no, que se da generalmente debido a la motivación. La motivación no se produce por el estímulo mismo, sino por la interpretación del estímulo, que puede ser en algunos casos subjetiva o irracional. La carga afectiva, tanto si participamos emocionalmente del hecho, es mayor.
Es a través del ritmo y de la melodía que la música “llega” a nosotros directamente, sin necesidad de entablar juicios de valor o conocimientos musicales previos. Si la persona se exalta o se altera, se le puede acabar provocando una respuesta agresiva.
La musicoterapia emplea diversas técnicas específicas que se centran en el uso de la música y sus elementos como el sonido, ritmo, melodía y armonías. Entre las técnicas más comunes se encuentran:
- Improvisación musical: Permite que tanto el musicoterapeuta como el paciente expresen sus emociones a través de la creación musical espontánea. Esta técnica facilita la exploración de sentimientos y pensamientos internos.
- Ejercicios de escucha activa: El paciente escucha piezas musicales seleccionadas que pueden provocar reacciones emocionales o recuerdos, promoviendo la reflexión y la conversación sobre sus experiencias.
- Canto y vocalización: Estas técnicas incluyen el uso de la voz para la expresión emocional. Cantar puede ayudar a liberar tensiones y facilitar la comunicación.
- Uso de instrumentos: La manipulación de instrumentos musicales permite la experimentación sensorial y la autoexpresión. Los pacientes pueden tocar, crear y explorar sonidos, lo que les ayuda en su proceso terapéutico.
- Ritmo y movimiento: Incorporar la danza y el movimiento en sesiones de musicoterapia puede facilitar la conexión entre cuerpo y mente, promoviendo la liberación de tensiones físicas y emocionales.
- Composición musical (únicamente sesiones grupales): Esta técnica involucra la creación de canciones o en piezas musicales que reflejan las experiencias del paciente, permitiendo una forma de auto terapia y autoexploración.
- Visualización musical: Esta técnica invita al paciente a imaginar escenas o recuerdos mientras escucha música, lo que puede facilitar la exploración emocional y mejorar la autopercepción.
- Trabajo en grupo: Las dinámicas grupales fomentan la interacción y la socialización, lo que puede ser especialmente beneficioso para el desarrollo de habilidades sociales y la creación de vínculos.
Estas técnicas, utilizados por un musicoterapeuta calificado, buscan generar cambios en el ámbito psíquico y/o físico del paciente, así como mejorar su experiencia emocional y social.
No son necesarios conocimientos musicales previos. La percusión, para favorecer la integración y orientación corporal, es buena en personas desconectadas. Canto y melodía, para incentivar socializaciones, trabajo de respiración; es multifacético. Expresiones dramático-musicales permiten poner “otra piel” en el cuerpo de una obra y nos capacitan para entender sentimientos.
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